La llegada de tu hijo es uno de los momentos más importantes para una pareja y, para bien o para mal, marca un antes y un después en la relación.
¿Te resulta complicado compaginar la maternidad/paternidad con tu pareja? ¿Discutes más que antes? ¿O sientes que las prioridades son otras?
En el artículo de hoy te contamos cómo mejorar la relación de pareja cuando hay niños y qué puedes hacer para no dejar que caiga en la monotonía.
Consejos para mejorar la relación de pareja cuando hay niños
Dedicarse tiempo de calidad de forma regular
Aunque es más que esencial atender las demandas de la crianza de los hijos, es a su vez necesario encontrar tiempo de calidad para la pareja.
Es decir, darse un espacio a lo largo de la semana para “dejar de ser padres” y conectar con la pareja.
Para ello es importante programar de forma regular citas o momentos especiales para conectar física y emocionalmente con la otra persona.
Por ejemplo: comer o cenar fuera de casa o en caso de no poder por temas logísticos, tratar de tener una comida romántica después de que se haya dormido, o ir de paseo, al cine, etc.
Buscar momentos de calidad que refuercen la pareja y ayuden a mantener la chispa y vivacidad de la relación.
Hablar abierta y honestamente
La base de cualquier relación sólida y sana, es indiscutiblemente la comunicación.
Y más aún, después de tener hijos, donde hay que mantener un diálogo abierto, tolerante, honesto y respetuoso.
Es importante poder hablar y expresarse emocionalmente, compartir preocupaciones y pensamientos.
Esto facilitará que se den en mucha menor medida malentendidos y se llegue más fácilmente a negociaciones.
Para ello, debemos evitar la crítica y el lenguaje negativo. Traslada el “tú haces” por el “yo me siento”, trabajando en una comunicación constructiva y sana.
Identificar puntos de conflictos y buscar soluciones
En ocasiones, debido a la frustración, la irritación, el cansancio y un sinfín de emociones, le damos más importancia al problema agravando el conflicto, lejos de ir en busca de soluciones como pareja.
Por lo que debemos desfocalizarnos del problema y centrarnos en las posibles soluciones desde la comprensión y la empatía.
Puede que desconozcamos cómo se siente nuestra pareja e, inconscientemente, nos posicionemos desde lo que ‘yo necesito’ sin tener en cuenta qué puede necesitar la otra persona.
Como, por ejemplo: “Es que casi siempre voy yo a atender las necesidades de nuestro hijo/a y tú casi no vas nunca”.
¿Qué te parece si en lugar de generar mayor conflicto ante esta situación le preguntamos a la pareja los motivos por los cuales no acude?
Una vez lo hayamos compartido y desde la empatía y comprensión entendamos lo sucedido, buscamos la solución que mejor se adecúe a ambos.
Distribuir las tareas relacionadas con la crianza de los hijos
Criar y educar a los hijos implica una gran responsabilidad seguida de una elevada cantidad de tareas.
Es por ello que la compenetración y la distribución de las mismas es crucial para no sobrecargar a uno de los progenitores.
Para ello es necesario negociar las tareas y responsabilidades de forma equitativa y que se trabaje conjuntamente en el cuidado de los hijos para rebajar la posible tensión acumulada y, a su vez, valorar la involucración de la otra persona.
Reconocer y apreciar los esfuerzos de la pareja
Aunque parezca tarea fácil, no lo es.
En el momento en el que los padres y madres se encuentran en la vorágine del día a día, las rutinas, los niños, el trabajo… se descuida y se deja de valorar todos aquellos esfuerzos que la otra persona está haciendo.
Incluso llegamos al punto de verlo como algo rutinario, de obligación o incluso lo automatizamos, por lo que no nos percatamos del valor que tiene el agradecer a la otra persona su ayuda.
Te animo a que al final del día, os dediquéis 5 minutos a agradeceros aquellas conductas que ha tenido la otra persona para poder aliviaros de la tensión o el estrés, o incluso para facilitaros momentos y situaciones.
Trabajad formas creativas para mantener viva la pasión
Con la llegada de los hijos, las prioridades cambian y a veces, se puede llegar a creer que existe una falta de deseo sexual, cuando en realidad es debido a que encontrar espacios de intimidad es una tarea un tanto complicada.
Para ello, yo siempre recomiendo que se invierta algo de dinero, no es necesario mucho, en comprar un pestillo.
Sí, como has leído.
El pestillo es el “juguete” más erótico en cuanto a la maternidad y paternidad, ya que os brinda ese ratito de intimidad y libertad y no debéis preocuparos por si entran y os interrumpen.
Aparte de este pequeño tip, es importante que os volváis a focalizar en el deseo sexual, apartando la mente de las responsabilidades.
A veces, también es de ayuda una noche romántica, bien en casa o en un hotel.
O incluso ir a un sexshop y buscar algún juguete erótico que os ayude a avivar la llama.
Priorizar el autocuidado
Hemos estado hablando de la pareja, pero también es importante tener espacios para el autocuidado.
Sabemos que dejar de ser “padres” y volver a darse importancia a uno mismo es un tema conflictivo y a la vez complicado.
Pero créeme, es necesario.
Si trabajas en ti mismo/a, cuidas tu salud física y mental, te ayudará a que tu predisposición, tu humor y tu bienestar estén en equilibrio.
Es cierto que ya no se dispone del mismo tiempo que antes, pero no hay que dejar de lado las amistades, el deporte, la alimentación saludable o tus metas profesionales y personales.
Hablar un mínimo de 10 minutos al día
Aunque a veces puede ser complicado, el dedicarse 10 minutos al finalizar el día para hablar de la pareja, del trabajo, de las emociones, de los sentimientos y de las preocupaciones, ayuda a mantenerse conectado con la otra persona.
La rutina, las responsabilidades y las infinitas tareas con los niños arrasan con el tiempo y la dedicación diaria que se hace a la otra persona.
Tratad de en el momento en el que los niños estén acostados, hablar durante unos 10-15 minutos. Que sea vuestro ratito de calidad diario.
Buscar apoyo en amigos y familiares
El apoyarse en familiares y amigos en estos momentos tan complicados es de crucial ayuda.
A su vez, también os puede ayudar a ver otras perspectivas o incluso a daros cuenta de que estos conflictos son más habituales de lo que podemos pensar.
El poder desahogarse, sentirse escuchado y comprendido fuera del vínculo de pareja y poder expresar cómo la paternidad o la maternidad están afectando y compartirlo con otras mamás y papás, es de gran ayuda.
Considerar buscar ayuda de un profesional
Aunque hablar y expresarse en el ámbito social y familiar es importante, hay muchas situaciones y conflictos que no son fáciles de gestionar y el no trabajarlos a tiempo empeora la situación de la pareja.
Es por ello que para prevenir conflictos mayores y para tratar de encontrar una solución lo antes posible, acudir a un/a terapeuta de pareja, es uno de los tips más recomendados.
La paternidad y la maternidad no es fácil, y aunque consideremos que podemos con todo, debemos ser realistas y comprender que la ayuda de un profesional nos puede beneficiar con creces.
Regla del 2-2-2
¿Qué significan esos números?
Es una de las reglas avaladas por la ciencia para prevenir el deterioro de la pareja.
Para ello, cada dos semanas deberíais pasar una noche a solas, sin hijos, disfrutando de vuestra propia compañía con una cita romántica.
Bien sea en casa, al cine, de cena o de lo que consideréis que os apetece más. Eso sí, sin hijos.
Además, se buscará que cada dos meses podáis disfrutar de una escapada de fin de semana juntos.
No es necesario ni obligado irse lejos, puede ser cerca de casa o incluso la misma. La finalidad es poder desconectar de la rutina con la compañía de la pareja.
Y finalmente, valorar la idea de que cada dos años os podáis ir una semana de vacaciones al destino que elijáis.
Aunque puede que sea complicado si los hijos son muy pequeños, siempre se puede buscar alguna alternativa para poder cumplir con esta regla.
Si seguís estas pautas, podréis disfrutar de la pareja.
Conclusiones
La llegada de los hijos nunca ha sido tarea fácil, pero siguiendo estos consejos, podéis trabajar en que la relación se vea afectada lo mínimo posible y, en caso de necesitarlo, contemplar la ayuda de un profesional siempre es una buena opción.